VISIONI D’OLTRE OCEANO

El lenguaje de la pintura no figurativa está impregnado de imaginación. A menudo, es difícil de interpretar debido a que sus formas trascienden lo cotidiano. Sin embargo, es seductor y nos urge encontrar una manera de entenderlo. He aquí, que esta tendencia hacia la comprensión es la propia función de la pintura no figurativa, que crea tensión en la mirada, la cual tiende, sin embargo, a simplificar la las formas. Esta tensión lleva fuera de sí al lenguaje y a quien lo analiza, uniéndolos en una especie de oscuridad. Déjeme darle un ejemplo. «Vivo entre formas luminosas y vagas / Que no son aún la tiniebla», escribe J. L. Borges en el poema «Elogio de la sombra», refiriéndose a su vida y la vejez, en un paralelismo que, necesariamente, los cruza. A continuación se muestra una vista superior de Buenos Aires, sus suburbios. Por otra parte, el poeta vuelve a sí mismo en el momento: ‘’Demócrito de Abdera se arrancó los ojos para pensar’’. Pero la penumbra no duele Borges: pasa lentamente. Amigos y mujeres se han perdido en años anteriores, y los libros no tienen letra. Sí, cuidadosamente, ellos han sido llevados a su centro secreto, un espejo de ecos y perfumes. «Pronto sabré quién soy», concluye. Así, formas luminosas y vagas, como la oscuridad, recogidas en este mismo espejo, son las obras de Fernando Parrotta, pintor y fotógrafo argentino, quién en su investigación artística profundiza en la dinámica de la imaginación, traduciéndola en geometría mediante trazos, luces y vibraciones ópticas. El material estimulante ofrecido por Parrotta, de hecho, llega al sistema nervioso y adquiere movimiento en su elaboración. El fin de este proceso es el estupor de reconocer, en la oscuridad, muchos fragmentos de nuestra imaginación.
Dario Orphée
Crítico de Arte. Italia.

SALA EL PATIO
SEC. DE CULTURA DE BERAZATEGUI, BUENOS AIRES

Fusión de experiencias. Fernando Parrotta es un explorador visual que juega con el asombro, con recursos que no se detienen en formatos ni procedimientos, pero cuya búsqueda es siempre interior. El Artista formado, con conceptos, estéticas e historia personal, ha sido anticipado por la expresión en un acto de complicidad entre la razón y su esencia, pero ¿cuantos de nosotros en una actitud reflexiva contemplamos la obra, la interpretamos y empáticamente la asociamos, sin tener en cuenta ese estado que le es propio, sin seguirla en la trama de su ejecución, ni imaginarnos soltando la mancha que se diluye en un gesto de alivio ?, ¿como ser entonces los destinatarios de tal expresión artística, como ser impactados por la emocionalidad que la disparó? Aprender a ver, tal como el artista tuvo que aprender a ser. Es común citar referencias sonoras, espaciales y hasta performáticas para describir expresiones comprometidas con la emoción, entre ellas: dimensión espacial, “vacío, explosión, gestualidad”, generando la imágen que cada quien tiene al respecto de tales cosas e indiferentemente, de si se trata de color, formalidad o tema, admitimos que la violencia en la creación ha dejado su rastro. Hasta aquí, somos el objetivo del impacto. Si prescindimos de todo sonido, en la vacuidad voluntaria de nuestra mente, el ritmo, el peso y la forma suelen ser sonoros, deberíamos prepararnos para percibir, ver y escuchar sin concluir en nada, entonces algo se gestará dentro de nosotros, habremos asistido a una experiencia cognitiva, reveladora y transferible, la de un Creador.
Diana Montalto
Coordinadora de Artes Visuales. Artista Plástica.

Intersección musical y teatral en la muestra a cargo de la Improvisacion Libre Contemporánea.